lunes, 18 de abril de 2011

TENGO LA PIEL TATUADA DE MIS LARGOS SILENCIOS… / poesía de José Ignacio Restrepo


NOCIONES PRELIMINARES

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Vaga ansiedad por apurar el paso
y poder hallar el rastro de la purga de flechas,
los rostros de los niños
enterrados con vida bajo tierra,
ilesos, con los ojos abiertos,
tallados no sé como en la corteza de los troncos,
que alguna vez les hicieron de columpios
y también de sombra celestina,
a las citas de amor de los más grandes
muchas tardes que no fueron…
Vaga y llenadora ansiedad
que me orilla a mirar de nuevo,
los troncos quemados de las casas,
esos avisos de muro que predican
aun desde ese tiempo y en silencio,
que este lugar esperaba
su futuro en racimos de la vida,
frutos en camiones que se iban a la venta
y dejaban en recaudo la promesa
de seguir viviendo…
Creo ver sin apenas hacer fuerza
hileras de dientes perfectos sonriendo,
por la presencia apurada de las hembras,
pechos anchos que nunca iniciaron un motín
porque siendo oscuros como noches
se sabían tan blancos,
vaga inquietud apresurada subiendo
mi conciencia por sanguíneos caminos
y veredas nerviosas,
como puedes alimentarte así del viento
o de una sonrisa anciana y desdentada,
o de un saludo joven
que viene envuelto en ropas camufladas,
y saber que conocías de antemano,
todo esto,
todo,
y habitante en mi sentirte
o inquilina mejor,
como si fuera mi propia historia ésta,
mi historia siempre,
inquietud bella, guía de ciegos
que han aprendido a correr con cautela,
volar con prisa,
dejando solo algunas pocas huellas,
como puedes servirme de camándula
a mi que ya contar se me olvidaba,
y que no sé rezar,
como puedes hacer de mediadora
entre el deseo de entender
y las inmensas ganas de ya no saber,
de todo esto ignorar,
de no ser cronista para esto…
Pues me tienes,
inquietud con nombre y gentilicio,
a ti que nadie te sabe el apellido,
me tienes de la sombra hasta el yucal,
por los caminos cafés y pedregosos
por donde veo cruzar a las iguanas,
que corren con susto sí me ven,
arde aun el recuerdo de los dardos de hielo
que alejaron la vida de la vida
e invitaron a la muerte a que narrara
sus estúpidas y largas historias…


MAPAS PERDIDOS…MAPAS HALLADOS

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Traza indómita de nuevos mapas,
sacando todo el antes, vaciándolo de si,
como se vierte el quemado aceite
fuera del curso del agua,
que se ha de tomar,
cuando allí mismo la sed nos venga…
Tan solo el sol por brega y compañía
en la labor larguísima del día,
que entrega novedosas coordenadas
tejiendo los verdes y los sienas
de la ruta de puentes que no poseen río que domar,
y al regreso ser llamado por el surco de los grillos,
extranjero, extranjero,
los millones de estrellas observando
como atravieso azorado por el llano de océano,
cuyos nombres nunca sabré,
astros bienhechores
alumbrándome esa línea blanca
que me lleva de regreso
a la casa que mi fatiga habita
en estos días…
Nuevos mapas,
las mujeres y los hombres de estas partes
con sus retoños adheridos,
bautizados con el nombre de sus sueños,
van trazando sin muy bien saberlo
líneas imaginarias aun sin nombre,
mudas de piel a mordisco y puño,
entreveros de oscura explicación
a punta de palazos,
y aun suenan los estribillos de la muerte
que nunca puede el olvido serenar,
que se llevaron al nunca
los momentos prometidos que no fueron,
y por ello los nombre no sirven
pues remiten a pasados vivos
de historias muertas a pedazos,
tristezas sin corrección,
perdidos nunca hallados atavíos…
Por eso este sábado tendiendo rutas,
imaginando meridianos brillantes
y paralelos donde nadie pierda,
tuvo de sur a norte más hallazgos que perdidas,
más invitaciones a seguir
que temores con causas o sin ellas,
en la ruta que me ata a esta tierra
de fecunda belleza,
sin lugar asignado en el mapa…

JOSÉ IGNACIO RESTREPO Copyright ©
• Reservados todos los derechos de autor

2 comentarios:

  1. y como bien dicen los entendidos, la ansiedad mata, pero también es cierto que salud procura si sabe hacerse con ella remedio para el tedio y motivo para la letra, en cualquier caso ten mi pecho de camastro postrero para hallar allí el merecido descanso y el hilván del sueño, mientras se ancarga el cartógrafo de señalar caminos que hiciera, de la meta y lo ya recorrido uno y lo mismo...

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  2. No será ese postrero camastro conjuro procaz para mi mustia osamenta, sino lamido saleroso que acompaña la feroz castañuela de tu limpio corazón, princesa...Tengo la fe de tu aroma rodeando cada segundo de mi cuerpo ardiendo, te tengo de corona, de frigia y libertaria bandera de todos nuestros sueños...

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