DEBES SABER...
( A Nury )
Un guiño te hago desde aquí,
el lugar donde se hace el mejor pan
y se cargan con fe las cantimploras,
a qué cantarte una corta oda
si tus ojos por miríadas infames
las cantan a los diurnos bosques,
y los ríos te buscan hace siglos,
porque solo se desean torrentosos,
cuando a tu piel se allegan
a sentir sobre ti
su suave timbre...
Un guiño amorosamente concebido,
un tenue flirteo de mis manos que a la espera,
de tu grácil y húmeda
-en cualquier orden-
inmensa diminuta compañía,
intenta causar, aguarda,
tanto escenario medio cerrado de mi vida,
y tú cauta, mirando
las raídas cortinas que los cubren,
las raídas cortinas que los cubren,
a veces, cuando abro todo,
para dar convencimiento al polvo
de que él también me pertenece...
Tu entera entreviendo
el gris de lo que tengo que te aguarda,
como ávida nuez que presintiera
que tengo ese pigmento que le falta,
los colores que desde siempre junto
para regar sobre tu talle hermoso,
y en tu mirada fiel a los misterios,
de cada fibra muscular u ósea,
que te hace la que eres, digna,
todo tiempo de lo mío abdicaría
ante la inmensidad del fuego frío,
pues vengo
con la prófuga idea de encontrarte,
que hoy se ha revejido ante tus ojos
y ante el brillo
de tus dos acuosos,
esta dulce cercanía,
este presentimiento atolondrado
de tu existencia de sueños,
en mis lares fecundos de silencio y miedo,
que hasta ahora se suma
a la invisible fogata
de mi breve calor...
Dama Serenidad no me pronuncies,
sé tú mi sobresalto, mi misterio,
que yo seré el forastero
de ningún lugar venido,
que ha de robarle a tu noche
el sueño nacido sin fatiga,
ese que nada logra
y solo será monumental
si llegan vejeces prematuras...
Desde esta casa de luces apagadas
donde todo es y no es al mismo tiempo,
dejo volar mis manos
para que atraigan tu aliento,
y mis ojos
-que miran hacia adentro el frío magno-
casi quieren tocarte,
si sé de abrazos a la luna,
mitigante aliada de mis perpetuas soledades,
debo saber por qué te reconozco,
aunque este que levita ante tu ser,
no bien lo intuye
y menos, mi señora
ha de saber...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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Inspirado y apasionado canto a la amada que ha de aparecer temprano porque las voces del poeta son estruendosas y las almas amadas agradecidas se rinden sin condiciones aunque amaguen un retraso táctico en que el amante espera y desespera para que su gozo sea mayor al encontrarla como caída del cielo entre sus brazos.
ResponderEliminar...gozo que hace vibrar la voz, hasta esta, la escrita, pues aquello recibido en nuestro pecho, es superior al poder de agradecerlo...Piel de poema, la mía, la de ella...Tu palabra amigo, la agradezco, abrazos...
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