EL ARQUETIPO DIFUNTO
De mi voraz candor no digo nada
porque se iguala a esta idiosincrasia
completa se parece a una escafandra
que protege mi tez de porquerías,
pero no más que a vos amiga mía,
cantadora de sones de sinsontes
en lenguaje de ralos estorninos
que olvidaron el monte mi querida,
como pasó conmigo ya hace tiempo
cuando el viento te trajo a mi querella
fundida de una queja con tu aliento...
De mi cartilla que dice lo que hago
no te animo a la primera hoja,
está en blanco y aun por ser escrita,
la pereza y el día han impedido
que dedique las ocho horas diarias
que por un sueldo bajo e invariable
prometí a algún mago que pasaba,
la labor de hacerlo en horas libres
pero luego acicateado por el ego
le dije que lo haría y he fallado...
Y ahora no lo encuentro donde estaba,
quisiera devolverle el tonto encargo,
la misión de vivir no deja tiempo
para estar escribiendo sobre ella,
ni siquiera por sueldos que subieran
al ritmo de la vida o de la muerte ,
el cuaderno en blanco se ha quedado
y los sueldos cobrados no los gasto
pues opino que es indecoroso...
Y dijiste,
mi amor, yo soy el mago,
te libero de lo impuesto por inútil,
y el sueldo ve a gastarlo,
por decir tal verdad
te lo has ganado...
¿Te hablaba del candor y la escafandra?
A él lo desmentí
y a ella la he dejado
ya olvidada...
JOSÉ IGNACIO RESTREPO
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